Entrevista a Alberto Breccia – parte 3/4
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Peláez: ¿Hacia dónde deriva entonces?
Breccia: Derivo a partir de un episodio que tenemos un día Pratt y yo. Estamos en el coche de un amigo dibujante, humorista, su nombre: Narciso Bayón; estamos por los parques de Palermo y èl me dice: ¡vas a ser una puta barata! porque pudiendo hacer una historieta buena, ¡haces una historieta de mierda! Eso a mí me duele, me pica, por entonces Oesterheld saca su famosa editorial “Frontera” que es la que da vuelta a la historieta a nivel mundial. Aparece en la historieta Oesterheld y la rompe toda, ya las cosas no son blancas ni negras, ya los héroes no son tan héroes, los malos no son tan malos, los virtuosos no son tan virtuosos, son un poco putas, la putas no son tan putas, ¡son virtuosas! y empieza a escarbar en el alma humana. Las cosas se matizan, los alemanes no eran los traidores de la guerra, los ingleses, unos hijos de puta, los yanquis más hijos de puta aún. Cambia todo. En ese entonces tenía un buen equipo de dibujantes, estaba Joao Mottini, un brasileño, el chileno Del Castillo, el español Freixas, Moliterno, argentino y Pratt… …bueno, lo mejor que se podía encontrar creo, en un área bastante extensa del globo terráqueo.
Peláez: ¿Eso hizo confluir a una serie de dibujantes que de hecho crean una época en la historieta argentina?
Breccia: Marcan un hito en la historieta a nivel mundial, no solamente Argentina. Oesterheld me había ofrecido un personaje que era Sherlock Time, y en la primera aventura yo, claro la miro y me parece aburrida, me parece pobre y me parece poco inventiva, pero en ese momento tenía muchas ofertas, entonces detengo mi producción y empiezo a investigar, luego aparece el llamado de Europa a los dibujantes argentinos. Entran los ingleses y desbarajustan el mercado, se llevan a todos.
Luccioni: ¿En que sentido empieza a investigar?
Breccia: A estudiar, estudiar nuevos enfoques, nuevas técnicas, nuevas iluminaciones, nuevos conceptos.
Luccioni: ¿De dónde toma esas técnicas?
Breccia: No las tomo, las invento, empiezo a experimentarlas.
Peláez: ¿Oesterheld en esa época inicial era guionista de todos los dibujantes o había un grupo de guionistas?
Breccia: No, es él, Oesterheld ponía su grabador y podía estar hablando 8 horas, después la secretaria transcribía.
Luccioni: ¿Cómo eran estos guiones? ¿Tenían indicaciones?
Breccia: Las descripciones de Oesterheld eran muy sumarias, él no se metía con el dibujante, además siempre indicaba mal. Era un gran narrador, pero un mal guionista, había que reguionarlo, y cuando a él le tocaba un joven sin experiencia y este seguía sus indicaciones, entonces la historieta era una mierda, una linda historia pero mal ilustrada. Los veteranos le cambiaban todo, le agregaban palabras, le cortaban secuencias, hacían realmente el guión, él daba un hermosísimo cuento que había después que guionarlo.
Luccioni: ¿Alguna vez le propusieron integrar las revistas de “Columba”? (Editora de “Fantasía”, “El Tony”, etc.)
Breccia: No, no solo eso, los que me imitaban eran expulsados de Columba. En esa época aparece una revista que tenia exactamente ese tamaño. Se llamaba “Misterix”, segunda época, entonces convocan a Oesterheld y a mí para una historieta. Oesterheld me mandó un argumento, me gustó la idea, pero como no estaba planteada, se lo rechacé. Me corrigió, me lo mandó de vuelta, se lo volví a rechazar, entonces decidimos ir a comer una noche y hablar de esto.
Source : Fuga Historietas